Muchos somos los que caminamos bajo la presencia de Dios, pero pocos percibimos la influencia de su existencia, como abrigo es descrito su consuelo, como sombra su resguardo, de todo puede pasar mientras sabemos que esta con nosotros. A cualquier obstáculo enfrentamos cuando sabemos que según su palabra él nos protege, pero porque algunos persiven de manera diferente la presencia de Dios? porque su existencia no nos llena para sentirnos protegidos? Y todo nos pasa como si fuéramos desamparados o herejes sin guía.
Es fácil de explicar en realidad, en un mismo lugar pueden haber dos o más, pero no por ello se manifiesta el poder de Dios a todos por igual.
Porque al recibir su cobertura y aceptar el llamado a ser y comportarnos como hijos de Dios nos divestimos de vestiduras santas (Espíritu Santo) que nos mantiene sensibles y aprestos para ser y actual como tales.
Cuando un padre terrenal visita un hijo a su habitación será invitado a entrar y habrá deseo de tenerle presente y escuchar de su voz todo aquello que le permita al hijo recibir más amor, aprobación y aceptación, porque ese hijo ha resuelto desearle y disfrutarle por el solo hecho de tenerle.
Y en las mismas circunstancias puede haber otro hijo el cual escucha el toque a su puerta y abre y atiende, no obstante su mente esta en otros negocios, su espíritu tendrá mejores cosas que hacer y su tiempo para compartir es limitado porque el padre; el que entró es sólo alguien que no lo comprende, que no va a su ritmo o estilo, que lo avergüenza con su rectitud enferma y disciplina, que lo enseñará a seguir antiguas reglas carentes de modernismo y efectividad, entonces se confirmará que no todo el que se llega es bien recibido.
Es fácil saber cuál persive el poder de la presencia de su padre, es fácil saber cuál conoce lo que viene detrás de sus palabras y por ello todo lo que le rodea sea el fruto que sólo crece de el árbol que recibió buena semilla.
Salmos 127:4
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