No es cierto que cuando vamos a conseguir trabajo, nos acercamos con respeto y educación al contratante y hasta demostramos humildad para alcanzar la atención de esa persona, queremos impresionar verdad? Sin embargo sabemos que cualquier detalle vano o falto de educación puede destruir nuestra esperada entrevista y así volvemos a quedar sin oportunidad de recibir apoyo y sustento material.
Bueno, pues con Dios es mucho más laborioso, no porque el lo esperé sino porque él lo merece, es el creador de nuestra familia, uno a uno los diseño, pensando en arrancarnos una sonrisa con el primer llanto al nacer cada uno de nuestros hijos, con la pasión invaluable que sentimos cuando recibimos el primer beso de nuestra amada y bendecida esposa, con todo detalle que disfrutamos al mirar la salud que gozamos en nuestro hogar. Por ello él lo merece todo, todo y finalmente todo, por eso más que a una entrevista acerquemosnos a él con admiración, con intención de acordarle, de besarle, de cuidarme, de bendecirle, porque si perdemos cada oportunidad de conversar con el por un detalle carnal o espontáneo de banalidad, no sólo habremos perdido su atención, si no la libertad de ser llamados por gracia Hijos de Dios.
Conservemos el honor dando honor al que honor merece!
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